La información se ha convertido en el eje
promotor de cambios sociales, económicos y culturales. El
auge de las telecomunicaciones ha producido una
transformación de las tecnologías de la información y de la
comunicación, cuyo impacto ha afectado a todos los
sectores de la economía y de la
sociedad.
La expansión de redes informáticas ha
hecho posible la universalización de los intercambios y
relaciones, al poner en comunicación a amplios sectores de
ciudadanos residentes en espacios geográficos muy
distantes entre sí. Los espacios nacionales se han visto
superados por las tecnologías de las información
que no tienen fronteras: informaciones políticas,
militares, económicas –especialmente
financieras–, sociales, empresariales, etc. se intercambian
y se transmiten cada día por todo el mundo, de manera que
nuestra vida está condicionada en cada momento por lo que
está sucediendo a miles de kilómetros de distancia.
Cualquier acontecimiento político o económico
ocurrido en un país puede tener una repercusión
importante en la actividad económica de otras naciones. La
subida de los tipos de interés en
Estados
Unidos, por ejemplo, afecta al precio del
dinero en
Europa y,
consiguientemente, a la liquidez monetaria de los ciudadanos, y
por tanto, a sus posibilidades de consumo y
bienestar.